Acabas de llegar... pasa...

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sábado, 6 de diciembre de 2008

Me recuerdas al verano

Me recuerdas al verano, cuando la tormenta empieza en el campo y todo huele a naturaleza que respira.

Mi abuela está nerviosa, no le gustan las tormentas porque de pequeña, no eran como ahora. Mucha gente moría alcanzada por un rayo puntero y fatal. El pararrayos está en el patio, junto al pozo blanco. Mi abuela enciende unas velas. Yo observo su ir y venir por la casa, sintiendo la empática y solidaria tensión de quien nunca experimentó el peligro. El motor de la electricidad se ha callado. El silencio y el ambiente denso son rotos melodiosamente. Dentro los pasos de mi abuela, su espalda trabajadora organizando todo, superando su terror cuidándome. Los rayos iluminan rítmicamente la cocina y de nuevo, las sombras anaranjadas son la única luz de esta escena íntima.

Un trueno. Tiembla la casa. Vibro.

Mi abuela habla en voz alta ahuyentando a los malos, como el pararrayos, creando un escudo invisible por toda la casa. La tierra empieza a susurrar a través de su olor diciéndome que está llena. Me inunda como lo hace el aroma que desprende el queso en los dibujos animados tomando la dirección de la nariz del ratón protagonista que entre mareado, embriagado e hipnotizado, sale de su agujero en la pared. Yo no salgo, no me muevo. Estoy en un temeroso disfrute. El aroma de la tierra se cuela por debajo de la puerta, por la chimenea, por las paredes, por los cristales. Refresca y me pongo una chaqueta, semi a oscuras. Es mi abuelo entonces quien me enseña a contar desde el relámpago hasta el trueno, aguardando el sonido seco y sordo que me asegura, llegará y se alejará. Fuera llueve intensamente sobre fondos morados. Pero yo me siento plena; con la emoción del peligro que no me alcanzará por el escudo protector de mi abuela y por la lección de mi abuelo para comprender y conocer el ritmo cadente de la naturaleza, con la seguridad de un lugar íntimo y profundo para siempre.

Me recuerdas al verano, cuando la tormenta empieza en el campo y todo huele a naturaleza que respira. Cuando te observo llegar con la fuerza de la vida y empiezo a contar… uno… dos… tres… cuatro… Ya estás aquí.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Mucho ánimo y adelante, puede ser algo interesante y ameno. Espero que esta nueva aventura sea muy gratificante en todos los sentidos. Josín

Bambú Blanco dijo...

Gracias Josín!!!. Espero verte por aquí más veces. Un besote.

MORGANA dijo...

Hermoso recuerdo.
Saludos.

Anónimo dijo...

Me encanta como evocas esos ambientes en tus escritos; el frío, la humedad, la luz y los colores, las emociones, que se pueden masticar.
Moito bo,

"Callos y Bol de bolacha para todos por favor"